SOÑE QUE ESTABA EN EL ESCENARIO CON KISS Y CON MI SUJETADOR MAIDENFORM".
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De KISS Army Spain - Fernando Martinez


Jaan Uhelszki es una periodista estadounidense y co-fundadora de la revista musical Creem. Ella fue una de las primeras mujeres en trabajar en el periodismo dedicado al rock.

Uhelszki creció en Detroit, Michigan, escuchando a Motown y la radio de rock FM. Trabajó como “Coke Girl” vendedora de refrescos en el Grande Ballroom, lo que le permitió el acceso a los primeros conciertos que ofrecieron allí Jimi Hendrix, Cream, The Stooges, MC5, y Janis Joplin. Comenzó a leer las revistas ‘The East Village Other’ y ‘The Village Voice’ cuando tenía quince años. Los artículos escritos por Nik Cohn y Michael Thomas la inspiraron para convertirse en un crítico de rock. Comenzó su carrera en Detroit con la revista Creem como agente de suscripción. También comenzó a escribir cuando el editor Dave Marsh la asignó para cubrir rueda de prensa de la jubilación de Smokey Robinson. Ella escribió una carta abierta a Robinson, rogándole que no dejara la industria musical. El artículo resultante se convirtió en un artículo de portada para Creem en 1972.

El artículo más característico de esta periodista y el que nos hace escribir este artículo es relacionado con KISS “I Dreamed I Was Onstage with KISS in My Maidenform Bra” en el que documenta la noche en la que se disfrazó por completo y maquilló junto a la banda KISS – el único periodista de rock en hacerlo.La experiencia con KISS, que comenzó como una broma, iba a influir en el resto de su carreracomo escritora. Realización una sesión de maquillaje completo y vestuario y salir con la banda delante de 6.000 personas.

“Un hombre no podría haber hecho esa historia. Él no habría conseguido el acceso. Creo que la experiencia ha impactado en todo lo que he escrito después, aunque sólo fueran cinco minutos el estar allí. Fue una cosa increíble para mí. Definitivamente tengo más empatía y mucha más comprensión sobre los músicos y sus emociones. Hay que entender lo que era estar de pie delante de toda aquella gente”.

Más tarde ella fue capaz de conseguir una entrevista duramente ganada con Jimmy Page, pero sólo después de una gira con Led Zeppelin durante una semana.

En 1976 se fue de Creem y se mudó a Los Ángeles para trabajar en otra revista.

Jaan Uhelszki : Al igual que yo, Connie Kramer, la mujer del editor, también vio a KISS como una magnífica idea. Ella había leído un fragmento en Esquire donde el escritor, Blair Sobel, había sido un Ikette (cantante de apoyo para Ike & Tina Turner Revue). Ella dijo, “Definitivamente deberías hacer esto con KISS”. Connie y yo meditamos en vestirnos como KISS. “Qué divertido sería si me vistiera como KISS y nadie notase la diferencia”, dije. “Sabes qué, voy a ver si ellos aceptarían”. Llamé a Larry Harris, el hombre de promociones de su discográfica que inicialmente nos los había presentado, le dije que quería tocar con ellos y escribir una historia desde la perspectiva de ser uno de los KISS. Fue una cosa como George Plimpton, periodismo participativo. Me quedé sorprendida cuando aceptó. La unica condición era que no podía llamarles banda glam. ¡Como si lo fueran!

Después de aceptar tuve esta sensación de preocupación, ahora tendría que hacerlo de verdad. No soy tímida pero nunca tuve ningún deseo o inclinación de ser cantante o músico. Para mí, eso era la emoción de la historia. Cuando finalmente llegó el día de hacer la historia, fui a la prueba de sonido de KISS en el Cobo Hall. Una vez llegué allí, me di cuenta de que la banda no tenía ni idea de que iba a subirme al escenario con ellos, su compañía discográfica y su manager no se habían molestado en decírselo. Cuando expliqué mi intención de tocar con ellos, pensaron que estaba de broma. Pero hacían cualquier cosa para llevar más lejos su carrera profesional y vieron esto como una buena jugada. Me dejaron entrar en su mundo porque vieron el bien mayor. Eran muy futuristas en su manera de pensar sobre cómo enfocar una carrera profesional en un sentido que pocas bandas tenían en aquel entonces.

Finalmente todos nos pusimos en orden, y me fui a casa y metí en una bolsa tacones de plataforma de quince centímetros, un par de mallas de bailarina, un leotardo y algo de joyería de aspecto gótico y me encontré con la banda en el aeropuerto a la mañana siguiente. Para mi consternación, cogimos un pequeño avión privado con la banda hacia Johnstown, Pennsylvania, donde iban a actuar. Fue increíblemente inestable y pasé el viaje en estado de histeria, pero toda esa turbulencia sirvió para distraerme. A esas alturas todavía no había empezado siquiera a preocuparme por mi actuación, aunque faltaban menos de dos horas. Johnstown era una ciudad minera. Había habido una terrible riada años y años atrás, y la ciudad estaba marcada por eso. Tenía un ambiente como oscuro, apocalíptico. Pero no parecía importarle a la banda; en 1975 eran viajeros expertos, y las ciudades habían empezado a desdibujarse.

En cuanto nos registramos en el hotel, empezaron a darme consejos sobre cómo estar en el escenario, como un rebaño de madres frustradas. “No mires al público”, me aconsejó Ace mientras comíamos. “Recuerda, ponte la guitarra muy baja, es más sexi así”, me recordaba Paul, como si yo lo supiera. Y así sucesivamente, hasta que fue demasiado para recordarlo y empezó a ponerme más nerviosa en lugar de menos. La parte más rara de toda la experiencia fue maquillarme. Fue absolutamente divertidísimo y extrañamente revelador para mí. Habían acordado tácitamente que no querían que me maquillara uno solo de ellos. Tenía que llevar una combinación de los cuatro maquillajes insignias. Recuerdo a Paul diciéndole a Gene, “No la hagas parecer como tú”. Ace no se contenía, ni entonces ni ahora, y espetó, “Dios, Jaan, no sabes nada de maquillaje”. Esto era en los años setenta y realmente nadie llevaba maquillaje. Era más, cómo decirlo, una época natural, excepto para KISS por supuesto. Como reportera, la parte buena para mí era que KISS no estaban inhibidos por tener a alguien observándolos. Esto parecía como una extensión lógica del chiste de su existencia, llevándolo un paso más allá.

Para cuando llegó la hora del show yo estaba casi paralizada de miedo. Su manager, Bill Aucoin, me observaba como un halcón para que no saliera huyendo, tranquilamente intentando disuadirme. Cuando llegó el momento crucial, en los primeros compases de “Rock and Roll All Nite”, en realidad él me empujó al escenario. “¡Sal ahí fuera!” creo que yo no podía sobreponerme a lo absurdo que era todo. Recuerdo pensar, “Dios mío, iba vestida como ellos”, excepto que creo que yo me parecía más a Catwoman. Fue extraño. Canté en los estribillos de “Rock And Roll All Nite” y como resultado aprendí una lección importante sobre las estrellas de rock. En cuanto estás ahí fuera entiendes totalmente de que va todo eso. Hay una explosión de poder y adrenalina que es embriagadora. Cuando estás ahí fuera delante de una multitud gritando, no hay miedo. Lo único que recuerdo que pensé es que no quería parar.

Creo que esa experiencia ha tenido un impacto en todo lo que he escrito después porque sé cómo es vivir, aunque solo sea durante cinco minutos, en el otro lado. Fue algo asombroso para mí. Definitivamente tengo mucha más empatía y mucho más entendimiento de los músicos y de esa emoción, y lo difícil que es renunciar a ese arrebato de poder que obtienes cada noche. Entiendes cómo es estar delante de la gente. No fue una multitud enorme para la que yo actué, probablemente unas seis mil personas. Pero sentí un poder puro. Era una fuerza electrizante, extracorporal, convirtiéndome en mucho más que lo que soy. Extrañamente, yo fui la única persona en haber tocado en el escenario con KISS. (Nota del autor: En Diciembre del 2003, el guitarrista de Aerosmith Joe Perry se unió a KISS en el escenario para una versión vivaz de “Strutter” en los conciertos de Oklahoma City y Los Angeles). Empezó como una broma. Mi historia sobre KISS para Creem, “Soñé que Estaba en el Escenario con KISS con mi Sujetador Maidenform”, se publicó en 1975. En cierta forma lanzó mi carrera profesional, y ciertamente ayudó a la de ellos.