Por Matias Repetto
Hace más de un mes recibí un mail en donde me felicitaban por los 20 años cumplidos. Con mi poca paciencia para leer mails, supuse que sería otro de los tantos “spams” publicitarios que te alteran la casilla. Sin embargo, en el tumulto de palabras resaltaba una: “K I S S”, razón suficiente para detenerme y luego disfrutar de una conmovedora historia sobre lo que significó -para este lector- haber comprado el primer número de la añeja revista “KISS”. Pronto comprendí dos cosas: a) qué tan parco estoy con mi pasado y... b) que es evidente que si hay un “gran-big-moment-kissero-in-my-life” es precisamente aquel en el que dimos el puntapié inicial de toda esta historia; exactamente hace 20 años cuando se editó aquella fantástica revista. Pese a mis pocos espacios de tiempo, me di el gusto de retomar la escritura al estilo “mis memorias”, sólo por puro placer, tal vez escondiendo la intención de dejarle un testimonio al hombre que me permitiré ser dentro de 40 años cuando las pastillas para la memoria ya no hagan más efecto. Por eso, hace varios días vengo rememorando anécdotas, historias, vivencias, casi todas ellas vinculadas con momentos brillantes de nuestra amistad. Las líneas siguientes apenas son una selección de remembranzas de aquellos “días danzantes”, para que sepan cómo se inició toda esta fábula.
El primer número de la revista KISS apareció un 5 de abril de 1984 bajo un contexto muy particular de la Argentina. La democracia todavía estaba en pañales, y nosotros no podíamos dormir tranquilos pensando que la palabra KISS era paradigma de lo “demoníaco”. A decir verdad, mucho del panorama político incidió en el ánimo de los que éramos “kisseros” en esos tristes días. La dictadura golpeó duramente a los fans; primero amenazados de muerte si concurrían al show en Boca (Agosto de 1983), luego estafados al suspenderse ese mismo show, finalmente insultados por el “establishment” nacional que había determinado que KISS era un “grupo inglés de música retrógrada, instigadores de la droga y la violencia, promotores de la homosexualidad y la perversión..”, y por si fuera poco, “sacrificadores de aves de corral”. Encima, las pocas voces autorizadas en materia musical (léase la revista Pelo, Metal o Expreso Imaginario) nunca se pronunciaron con rotunda actitud para defenderlos, sino que los desacreditaban desde lo artístico... Por varias razones, la desazón y el sentimiento de impotencia eran enormes. La cuestión era: “¿Como demonios podés desmentir y oponerte a semejante estructura mediática cuando, encima, no te ofrecen un micrófono o la posibilidad de descargo?”. Esa fue la semilla ideológica que hizo que los fans del grupo tengamos una idiosincrasia especial, y sin querer, bajo esos parámetros, se empezó a gestar el espíritu de la revista “KISS”. Uno sentía que algo había que hacer... pero no fue una instancia conciente de decir: “pensemos en editar una revista para hacer justicia”. No pasó por ahí la cosa. El proceso fue una suma de factores que se desencadenaron en la edición.
El principal factor fue indudablemente
nuestro papel de fanáticos empedernidos. Tanto Miguel como Martín y quien
les escribe, Como verán, estábamos a full, para qué negarlo, y debo reconocer que en esos días hubo una especie de “fanzine” que revolvió nuestras neuronas. Aquí en Buenos Aires, en alguna cueva de refugiados, existía un fan club que editaba la “Kissmania”, un tipo de gacetilla tamaño bolsillo en calidad fotocopia que devorábamos con pasión deportiva. También por esos tiempos conseguir material genuino como un concierto “bootleg” era una hazaña, pero un tal Gustavo de Belgrano y Jujuy tenía el long play doble original de “Kiss Takes Tokio ‘77” y el “Fried Alive! 74”, y que si querías comprarlos, ¡el flaco te hacía las copias en vinilo! (esa no la tenían eh?). Otro punto de encuentro era un sótano a media cuadra del Obelisco que luego fue conocido como “Teatro del Plata”, y allí nos pasaban el video Live Tokio 77, mucho antes de que existieran los videobar como Vinicius. Les puedo asegurar que eso era tocar el cielo con las manos. Buscar fotografías o reportes periodísticos “de afuera” era una gesta que rozaba con lo milagroso. No puedo evitar ver a esos dos adolescentes - a un Martín Zamorano con pelo y yo todavía con todos mis dientes!!!- recorriendo Florida y Lavalle de punta a punta para adquirir revistas importadas carísimas como Hit Parader, Circus, Pop Rocky, Rock Scene, Bravo o Creem, y contentarnos con alguna fotito por más mínima que sea. Para que puedas imaginarte, sin internet, amenazados de bomba y en plena crisis de la importación, KISS estaba literalmente prescripto. Moríamos en lo de siempre: TV Semanal, TV Guía, Gente, Semanario y otros tantos pasquines de ultraderecha que se dedicaban a escribir una historia basada en la bufonada y el terrorismo amarillista. Comprábamos igual. Era lo que había y masticábamos bronca cuando leíamos cosas como: “Paul Stanley, hobbie preferido: andar en bicicleta y asustar ancianas”. Aún así siempre nos la rebuscábamos para conseguir material, y llegó un punto en el que se nos ocurrió la quijotesca idea de conformar un archivo de datos (digo “quijotesca” porque realmente vivíamos hipnotizados por estos héroes del rock’n roll). Ocurre que, cuando año tras año recibís tanta humillación y contaminación periodística, la única manera de vencerla es empezar a forjar tu propia historia de KISS. Así que nuestro nuevo entretenimiento pasó a ser “la compilación”. La PC ha facilitado mucho las cosas hoy, pero en la era de “las máquinas de escribir” solíamos despacharnos horas en el comedor de la casa Miguel copiando información que luego era clasificada y ordenada en forma cronológica. Eran hojas tamaño oficio escritas con toda la historia al frente y fotos pegadas al dorso. Lo mejor es que nuestros viejos no nos ponían restricciones, claro... se pensaban que nos matábamos estudiando. En cuanto al trabajo de selección y compilación, uno de los obstáculos que tuvimos que sortear era identificar la información fidedigna de la trucha. Qué medios inventaban y cuáles filtraban declaraciones verdaderas. Y eso nos llevó a preguntamos de dónde obtenían la información... “¿de dónde sacan estas historias y estas fotos?” Allí empezamos a intuir que las grandes editoriales que recibían cables y servicios noticiosos, incautaban el material posta y sólo usaban las fotos para esas notas “pedorras” inventadas con tal de generar “morbo marketinero” (nada cambió hoy, no es cierto??). Entonces, de puro fan ansioso, nos propusimos recorrer los “colosos” de la gráfica como Atlántida, Abril y/o Perfil, y nos presentábamos como “estudiantes” que queríamos hacer un trabajo sobre “rock” para el colegio y “que estábamos investigando sobre el grupo KISS”. Luego preguntábamos si tenían material de archivo que nos pudieran ofrecer. “Sí, esperen, ahora pasen por la sección de archivo que ahí los van a ayudar”. Por ejemplo en Atlántida me hicieron pasar, abrieron un fichero, buscaron la letra “K”, sacaron una carpeta junto a una caja que contenía fotos, y lo más copado era que nuestras sospechas se hacían realidad. Las editoriales recibían vía telex o por fotocopia, un montón de “background informativo” del exterior pero que nunca usaban, a su vez tenían un registro de fotos de promoción, muchas de ellas facilitadas por la discográfica. El tema es que nos decían, “Este material no está disponible aunque pueden sacarle fotocopias”. Bárbaro!!!. Luego volvíamos a casa con el “bondi 51”, y mientras disfrutábamos de lo obtenido, a la vez te comías una bronca sublime porque empezabas a sacar conclusiones sobre cómo se ocultaba y se censuraba. Por ejemplo, una de las fotocopias era material sobre la visita de KISS a México 1981, y contenía detalles y fotos del grupo haciendo donaciones de juguetes en un Hospital de Niños. ¿Por qué no se informaba de esto?. Era innegable que la “matrix” facha de esos días había atrapado hegemónicamente las prácticas de sentido de los medios de comunicación. No obstante las cosas empezaron a alinearse de forma extraña y esta es la parte más interesante de la historia. El material conseguido era “clasificado” cronológicamente y plasmado en nuestras hojas oficio. Aún sin conocer la profesión de compilador periodístico, creo que estábamos conformando una pre-producción bibliográfica punzante. Mas tarde conseguiríamos libros oficiales como “KISS The Real History” y algunas partituras que traían fotos y material bibliográfico y que servirían para auditar la veracidad de la información. Quiere decir, que sin proponérnoslo, teníamos un “kisstory casero”, escrito a máquina y con fotos montadas. Todo esto pasó a archivarse en una carpeta que era considerada una especie de libro apócrifo y cuyas “paginas” célebres fueron constituyendo el “alma” periodística que rebosábamos a los 15 y 16 años... Alguien especial vería todo este trabajo y nos propondría... “¿Les gustaría ver todo esto editado de verdad?”. Jorge Zamorano no salía de su asombro. El padre de Martín conocía el oficio gráfico al dedillo puesto que trabajó de diseñador y estaba vinculado al negocio editorial. Un día habíamos llevado “la carpeta” a lo de Tincho, y coincidió que Jorge vio este material. De inmediato pensó en voz alta, mientras frotaba su mano en su mentón, “esto es bárbaro!!!”. Luego empezó un bombardeo de preguntas: “¿Hay todavía fans de KISS? ¿Esto ya no fue editado por alguien? ¿Ustedes creen que si publicamos una revista, la gente la compre?...”... -“Queee!!!!”, Cómo!!???. Esperen... deténganse unos minutos, nuestros corazones estaban literalmente galopando al compás de una ilusión rarísima... “Una revista!!”. Qué cosa increíble...!!! Nuestro sueño de tener una voz, un superparlante nacional para escupir la verdad, sería parte de una hazaña que jamás ni remotamente habíamos imaginado!!!!”. Para que se ubiquen en el tiempo estamos hablando de fines de 1983 comienzos del 84 cuando KISS empezó a reivindicarse con el furor de “Lick it up” y el fenómeno de las caras lavadas los puso de vuelta en boca de prensa. Por ejemplo en el programa de TV “Videshow” alguien se animó a decir que “los Kiss decidieron sacarse el maquillaje por los juicios que tenían y por la fuerte crítica que habían recibido de la prensa argentina”. Era terrible!!. Había que acabar con toda esa mierda de una buena vez. Por ese tiempo Zamorano padre, cuyo célebre pensamiento era ver la forma de ganarse el pan, de repente tenía un negocio servido en bandeja porque allí había material para tres o cuatro números. En muy breve forjó su estructura editorial, se codeó hábilmente con gente de las imprentas, se vinculó con la discográfica en un buen momento ya que estaba interesada en manijear al “Nuevo Kiss”, pero lo mejor vino a fines de febrero cuando se atrevió a llevar la idea a la emisión radial “Cuero Pesado”, (la cual considero la bisagra entre las viejas y las nuevas tendencias que vendrían en la historia de la radiofonía). En ese tiempo “Cuero Pesado” era religiosidad suprema del movimiento heavy y que rejuntaba entre sus oyentes a una poderosa legión de kisseros que podían escuchar lo nuevo del grupo. Para entonces nuestra vida había dado un giro de 180 grados. Un día estábamos en Radio Continental siendo partícipes de cómo grababan el histórico programa conducido por Daniel Aguilar, y en un síntoma de extrema emoción aún recuerdo cuando el relator tomó en sus manos una muestra del primer número y le hizo un reportaje a Jorge anunciando la aparición inminente de una revista de tirada nacional sobre “KISS”. No creo poder expresar con palabras la dimensión de los sentimientos revolucionados en nuestras inocentes e ingenuas almas de barrio de Partido de Lomas de Zamora. Hacía un par de meses antes estábamos “rateándonos” haciendo “los kioscos de revistas en Capital” y ahora nos llevaban a la radio o a una imprenta a participar de la realización de un sueño acuñado en logotipos y olor a tinta fresca!!!. Hoy viéndolo a la distancia, Jorge Zamorano fue el responsable de cambiar el curso de nuestras vidas, de enseñarnos el oficio de la gráfica, de decidir un año más tarde la profesión que queríamos seguir, de sentir el gusto por los linotipos y los fotocromos, de tener un proyecto propio y decidido muy tempranamente en esta vida.
Intimidades De Una Edición
Fabulosa Describir cómo es el primer numero de la revista KISS serìa muy peyorativo, preferiría que Martín se los presente a medida que voy comentando algunas de las impresiones más importantes que contenía. El formato era 20x28 con Tapa Color (Papel Ilust) + 24 pag Blanco / Negro (Papel Obra), pero un papel grueso que al día de hoy ha resistido el paso del tiempo. Un dato muy groso es que la tirada fue a nivel nacional, por lo cual a la semana la redacción fue invadida por cientos de cartas de todo el país, y por primera vez entrábamos en la dimensión de cómo KISS se había arraigado en los lugares más recónditos de la Argentina (Caruhé, Villa La Angostura, Chuquisaca, etc, etc, aún conservo algunas cartas de esas). No estábamos solos... mucha gente sintió que la revista les devolvía una voz acallada y censurada en muchos sentidos. Y esto era así... hoy, viéndolo a la distancia, el N1 de la “KISS” era toda una declaración de principios, un buen documento que rezumaba la llegada de los nuevos vientos democráticos, haciendo pleno uso de la libertad de expresión. El brillante editorial de Jorge Zamorano lo demuestra y deja una huella honda en la representación del sentimiento de los kisseros de esos tiempos : “Llegó la hora de poner las pelotas sobre la mesa, queremos vivir en libertad, debemos respetarnos, respetar nuestros gustos, nuestras ideas y las ajenas, no prohibiendo sino compartiendo. Que hay sectores que hablan mal de KISS; muy bien, yo hablo bien; que me dejen hacerlo, empleando los medios a nuestro alcance....” Más abajo, la foto del equipo kissero estelar; los 3 mosqueteros con Miguel “Bocha” Musumeci a la izquierda, cuya pose y postura bien nos podría recordar a aquel valuarte defensor central del Alumni Atletico Club del 1911; luego en el centro quien si no el carilindo del staff, el “presidente del fanclub argentino” (como lo definiría MTV años más tarde) el Sr. Martín “Star” Zamorano; y completando la formación a la derecha, el misterioso narizota “Galloclaudio” (por esos tiempos), Matías “Matius” Repetto. Seguramente hoy sería imposible que reconozcan a esos íconos de la mitología kissera nacional por la calle, es que el paso del tiempo ha acusado algo de exceso de peso, calvicies pronunciadas, arruguitas varias, canas en cantidad creciente, algunos dientes caídos... en fin, la aplanadora de la subyugante vida argentina que en 20 años nos pegó duro y parejo. El resto del material era realmente bizarro, las primeras páginas estaban escritas por Daniel Aguilar de “Cuero Pesado” rindiéndole un gran tributo a KISS, no faltaba la sección “Noticiero”, y recién ahí se largaba el contenido potente del ejemplar. Comenzaba el capítulo “cero” de la historia de KISS que luego aparecería durante los siguientes 20 ejemplares. Esta era la parte redactada por nosotros, y cuando uno se atreve a retomar su lectura puede darse cuenta con la ingenuidad y el léxico de estudiantes de secundaria que el relato tenía. Realmente había allí plasmada una inocencia que muy difícilmente se pueda recuperar, pero al menos quedó registrada y conformó una estética de redacción personal y calificada a la edad que teníamos. Sigue siendo un orgullo muy grande y al día de hoy agradezco que Jorge lo haya respetado a rajatablas. No quiero pasar por alto el detalle de que fueron transcriptas algunas letras de las canciones, siendo una revelación muy agradecida por los lectores ya que nunca antes fueron publicadas en ningún medio nacional. Sobre el final venía la polémica: la periodista Gloria Guerrero había escrito un artículo crítico y duro sobre KISS en una sección a la que habíamos llamado “La Página Negra”. Con una argumentación notable, la inteligente Gloria había basado su detracción en el comercio del grupo ligado a su poca capacidad musical. Este comentario le valió durante años una reacción feroz por parte de los fans de KISS que se animaron a escribir desde todas partes del país para responderle. Años después Gloria se reivindicaría con los fans al llevar una investigación urticante sobre la estafa de las entradas y en 1994 fue una de las periodistas que más elogió la performance del grupo en Obras. Siempre hay tiempo para la conversión... De todos modos, a mi juicio, y esta es una apreciación personal, el shock contundente de la revista fue “la portada”. No cabían dudas de que esa foto representaba la furia y la bronca del alma de los “Kisseros” de esos días. Aún cuando el “destape” todavía no había invadido los kioscos de revistas, fue la primera vez que una revista de Rock ponía al descubierto la relación visceral de rock y sexo, tan en evidencia con esa mujer casi desnuda cuyo pesón fue hábil e inteligentemente tapado con un trucaje “al estilo Jorge Zamorano”. En esa foto se esconde un clima muy especial, mas allá de su connotación sadomasoquista hay una especie de exacerbación de un machismo despótico, una evidencia ultrajante para combatir a esos mojigatos moralistas de los medios, que ahora se dedicaban a ver la forma de sacarle el jugo al “destape democrático”. Qué hipocresía... siempre lo sentí como un appercaut impecable a toda la prensa mediocre de este país. Muchos años después cuando Tommy Thayer vio esta foto, nos preguntó varias veces cómo habíamos obtenido esta toma inconseguible (al día de hoy esta toma en la que Peter aparece con el cigarrillo en la boca es una de las más buscadas por los kisseros en todo el mundo). Aún hoy esa pregunta no puede ser contestada.. dejaremos el misterio picando... El número 1 de la KISS fue un documento históricamente fundacional en cuanto a que representó “la primer voz” que los “kisseros” pudimos poseer después de tanta “mala leche”, de ser tan vituperados e incomprendidos. No se intentó reivindicarlos artísticamente o por lo menos, el acento no estaba puesto en eso todavía, pero sí la revista se transformó en un alegato, en sí era un reclamo, un pase de factura por la falta de libertad de expresión y la coerción mediática que sepultó durante años una verdad. Salud muchachos!!!... Esto fue ayer... apenas 20 años recorridos.
|
||